20 octubre, 2024

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Grandes acueductos romanos que han llegado a nuestros días

El agua siempre fue imprescindible para el desarrollo de cualquier civilización y todavía lo era más para aquellas con ansias de grandeza y que durante su historia se expandieron y crearon grandes imperios y enormes ciudades. Los romanos formaron uno de esos vastos imperios y en gran parte se lo deben a los grandes conocimientos técnicos de sus ingenieros, sin ellos su imperio no sería posible, no todo se consigue con la fuerza bruta. 

Para proveerse de agua potable, muchas ciudades del imperio romano debían conducirla desde distancias a menudo considerables, superando incluso los 100 km de distancia desde la captación al punto de reparto de agua. El problema era que la orografía se presentaba complicada y para la llegada del agua a las ciudades deberían atravesar montañas y gigantescos valles. Para ello, los grandísimos ingenieros se valieron de la construcción de enormes canales, profundos túneles excavados en roca y sus fabulosos acueductos romanos. No había límite de recursos, ni mano de obra, el agua llegaría sí o sí, el suministro estaba asegurado. 

Para salvar los grandes desniveles que presentaban los valles, los romanos construyeron los acueductos, esas gigantescas obras maestras de la arquitectura y de la técnica que mediante la superposición de varios pisos de arcadas se lograba estabilizar estas construcciones a la altura deseada. De esta manera, los acueductos romanos evitaban la gran presión del agua que se formaba con el método de las canalizaciones de la técnica de los vasos comunicantes y que por ello y para evitar la utilización de otros materiales más caros como el plomo, no era ampliamente utilizada. Por eso preferían construir con piedra, material más abundante y más barato, teniendo en cuenta la gran mano de obra esclava con la que contaban.

El más antiguo acueducto de Roma fue el de Aqua Appia, construido por Apio Claudio Caecus en el 312 antes de Cristo. A partir de ahí fueron cientos los acueductos que se construyeron por todo el vasto imperio romano y que eran conectados a través de miles de kilómetros de canalizaciones. Debido a su exquisita técnica algunos de ellos han llegado hasta nuestros días prácticamente intactos después de casi dos milenios.

Estos son los acueductos romanos más espectaculares e imponentes del imperio y que en la actualidad aún tenemos la suerte de disfrutar de ellos, o de parte de ellos.

Acueducto de Aqua Claudia

Situado en la capital del gran imperio, en Roma era uno de los grandes acueductos de la ciudad. Un acueducto cuyo recorrido total era de 69 kilómetros, aunque en su mayor parte lo hacía bajo tierra. Cerca de la ciudad, el agua del acueducto de Aqua Claudia discurría elevada por esta construcción de ingeniería que alcanzaba los 30 metros de altura en alguno de sus tramos. Fue construido entre la etapa de los emperadores Calígula y Claudio, en la primera mitad del siglo I.

Acueducto de Pont du Gard

Acueducto de Pont du Gard

Uno de los acueductos romanos mejor conservados del mundo es el de Pont du Gard, localizado en el sur de Francia y como su nombre indica, salvaba el valle del río Gard. Es además el acueducto romano más alto del mundo ya que se acerca a los 50 metros de altura. Sobre tres niveles se sitúan un total de 64 arcos que sostienen el canal que llevaba el agua a la histórica ciudad de Nimes, de aquella Nemausus, que contaba con más de 20.000 habitantes. Fue construido sobre el año 50 de nuestra era.

Acueducto de Aqua Alexandrina

Acueducto de Alexandrina

Este acueducto también abastecía y satisfacía los crecientes requisitos de la gran urbe de Roma. Fue finalizado en el 226 d.C. siendo el último en construirse de la ciudad romana. Captaba el agua al sur de Tivoli y su canal alcanzaba los 22 km, bajo tierra y al descubierto, aunque su complicada orografía hacía que gran parte discurriera sobre acueductos elevados. 

Acueducto de Segovia

Acueducto de Segovia

Este impresionante acueducto de Segovia se localiza en España, a unos 90 km al noroeste de Madrid. Recogía las aguas del río Frío y durante casi 15 kilómetros se transportaban por el canal hacia la ciudad de Segovia. Esta maravilla de la ingeniería romana tiene una altura máxima de 28,10 metros, cuenta con 166 arcos y para su construcción fue preciso la utilización de más de 20.000 bloques de granito. Sin embargo, no existen en Segovia grandes restos que sitúen a la ciudad como un importante burgo romano, por lo que es posible que el acueducto se ajuste más a una necesidad propagandística y muestra del poderío del imperio romano debido al gran número de habitantes celtíberos de la zona.

Acueducto de Los Milagros, en Mérida

Acueducto de Los Milagros

Mérida es conocida como una de las ciudades españolas que atesoran más restos de su gran pasado romano (Emérita Augusta para los romanos). Son numerosas las construcciones romanas que podremos ver en Mérida, entre las que destacan el teatro y el acueducto, que en la actualidad recibe el nombre de «Los Milagros». Uno de los mayores problemas de sus orígenes es su datación, pues no se sabe ciertamente cuando fue construido, aunque se supone que dataría de la primera mitad del siglo I. Sin embargo, un estudio reciente pretende demostrar que el acueducto no sería romano, sino que fue construido siglos después, entre el IV y el V.

Acueducto de Valente

Acueducto de Valente
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Valens_aqu%C3%A4dukt02.jpg#/media/Archivo:Valens_aquädukt02.jpg

En Turquía, el imperio romano construyó durante treinta años este acueducto en el siglo IV con un sistema de canales que alcanzaba los 400 kilómetros, convirtiéndose en la mayor obra hidráulica del mundo antiguo. Para demostrar de nuevo el poderío romano se levantó un acueducto elevado de 975 metros sobre la ciudad de Constantinopla, actual Estambul.

Acueducto de les Ferreres

Acueducto de les Ferreres

Tarraco, hoy Tarragona, fue una importante ciudad romana de Hispania fundada en el siglo III a.C. que llegó a contar con una población de más de 30.000 personas. Para su abastecimiento fue necesario construir un acueducto de 217 metros y 27 metros de altura sobre un valle situado a 5 kilómetros de la ciudad. Fue construido en el siglo I a.C y su utilidad continuó hasta bien entrado el siglo XVII. Es conocido también como el Puente del Diable.

Acueducto de Aspendo

Acueducto de Aspendo

Aspendo fue una colonia de origen griego funda en la actual Turquía. Conquistada por los romanos siglos después, es conocida en la actualidad por mantener uno de los teatros romanos mejor conservados del mundo. Para abastecer la ciudad se construyó un acueducto que fue parcialmente derribado para la construcción de un puente.

Acueducto de San Lázaro

Otro de los tres acueductos romanos con los que contaba la ciudad de Mérida era el de San Lázaro, que salvaba el río Albarregas. También era el más largo y el más antiguo de los tres. Posteriormente al abandono en la Edad Media se le da un nuevo uso, pero su estado en ruinas provoca que sea totalmente reconstruido.

Podríamos poner muchos, ya que estos tan solo son unos pocos de los muchos restos de acueductos romanos que han llegado hasta nosotros en la actualidad.