Hoy os acercamos nuestro pequeño último paseo entre dos países, una sola tierra… Una vueltecilla por Padrenda, en Ourense, con una incursión a tierras portuguesas para conocer la aldea que tiene el privilegio de ser el lugar geográfico situado más al norte de Portugal, Cevide.
La frontera política portuguesa está marcada en la provincia de Pontevedra por el accidente geográfico más importante de Galicia, el Río Miño. Así, desde su desembocadura entre A Guarda y Caminha marca la línea divisoria hasta prácticamente el embalse de A Frieira, entre Padrenda y Crecente. Unos metros más abajo de esta presa y del puente de la carretera un pequeño río afluente del Miño desvía y marca la frontera hacia el interior, es el río llamado en Galicia Barxas o Troncoso y en Portugal Trancoso, Barjas o Várzea. Este es el primer lugar que hemos querido conocer y que mejor que conocer este pequeño afluente divisorio del Miño que está lleno de sorpresas.
Llegamos desde Crecente y cruzamos el río Miño hacia la parroquia de Desteriz, ya en Padrenda (Ourense), por el puente de la carretera hacia A Frieira. A unos pocos metros y medio escondido a la derecha se encuentra un desvío hormigonado muy estrecho que nos llevará hacia la playa fluvial de Padrenda y hacia la desembocadura del río Barxas. Un consejo, si vais en en coche mejor dejarlo en la carretera principal, pues este estrecho camino pasa entre casas y forma una pendiente muy grande.
Donde acaba el camino existe un pequeño aparcamiento, pero como os encontréis un vehículo parado os arrepentiréis de haber entrado. Además como el vehículo sea un poco más ancho de lo normal no podrá acceder por lo que deberemos dar marcha atrás por la estrecha y gran pendiente citada anteriormente. Así que ya sabéis, tan solo serán unos 100 metros y además lo que deberemos andar en adelante empequeñecerá este tramo.
Al llegar veremos un hermoso peto, señal de paso entre dos tierras y uno de los marcos fronterizos del lado de Galicia. Bajamos a conocer la playa fluvial de Padrenda mediante unas escaleras de metal que dan acceso a una rampa empinada totalmente de piedra que nos avisa de la existencia anterior de un camino muy antiguo, y es que en este lugar existía un paso de barca que unía las dos orillas del Miño y que duró hasta la construcción del puente de la carretera bien entrado el siglo XX.
En la pequeña playa veremos como el río Troncoso o Barxas ofrece sus aguas al río Miño tan solo unos metros más adelante. La otra orilla del Barxas ya es Portugal. Río arriba existía un puente colgante de madera pero nosotros no lo hemos visto, y es muy probable que las inundaciones del 2020 lo llevara por delante las crecidas. (Editamos: El puente colgante fue sustituido posteriormente por este original puente internacional que os ponemos a continuación.
Ahora retrocedemos de nuevo hacia el aparcamiento y a unos metros veremos unas escaleras que bajan hacia el valle y que nos llevará por una interesante senda hasta la pequeña aldea de A Agra, en donde se encuentra el puente internacional peatonal.
En un lugar con un encanto especial veremos el pequeño pueblo del lado gallego y en el portugués algunas de las dependencias que formaban parte del puesto fronterizo.
Por suerte lejos quedan las épocas de cruzar las fronteras y pasar por sus aduanas y ahora cruzar a Portugal es simplemente dar un paso y sentir que estás en el mismo lado. Cruzamos a Portugal por el puente de madera y ascendemos la empinada cuesta hacia la pintoresca aldea de Cevide (freguesía de San Cristoval – Melgaço) ya que vamos en busca del marco fronteiriço número 1, el punto más al norte de todo Portugal.
El topónimo Cevide es más que probable que sea en alusión al topónimo «cividade» o «cidade», nombres muy comunes que adoptan antiguos asentamientos castrexos de ambas orillas del Miño y de toda Galicia. La orografía parece indicar que así lo fue y la aldea estaría en la falda del monte del asentamiento milenario.
Resulta curioso encontrar en el lado de Galicia un lugar con el nombre de Acivido que se asemeja mucho a este de Cevide, aunque también podría referirse a la abundancia de acebos en su día.
Pasamos junto a la capilla de Santo António y cruzaremos Cevide por sus estrechas y tranquilas callejuelas. Al llegar a lo alto bajaremos por cualquiera de los caminos que descienden al Miño. Aunque hasta hace poco no era fácil encontrarlo, en el momento de nuestra visita (septiembre 2020) se está acondicionando una senda con grandes pasarelas de madera que nos llevarán hacia él, de nuevo muy cerca de la desembocadura del río Troncoso.
El marco no tiene mucho que ver ya que es un cubo de granito con las inscripciones del número «1» y la «P» de Portugal, aunque su simbología lo hace más importante. Los límites actuales de la frontera con el país vecino vienen de mediados del siglo XIX y existen más de 1.000 marcos que dividen todo el país, algunos como este y otros grabados en accidentes geográficos como pueden ser formaciones rocosas naturales. Muchos de ellos fueron colocados desde 1864 hasta 1906 y la singularidad de este reside en que es el número 1, en donde nace Portugal, el punto más al norte de todo el país.
Volvemos por nuestros pasos hasta el puente fronterizo y seguimos la ruta del río Troncoso por la parte gallega. Bajo un frondoso bosque veremos los restos de varios molinos en ambas orillas y a través de un sendero de unos 2 kilómetros llegaremos a la población de Ponte Barxas.
Una sencilla ruta lineal de unos 2,5 km con alguna cuesta en su tramo final. Nosotros volvemos hacia atrás y dejamos el valle del río Troncoso y nos vamos en busca de un mirador natural en Padrenda.
A este alto que también se encuentra en la misma parroquia de Desteriz y que se eleva a 476,3 metros se le denomina Alto do Lodairo o Alto da Portela. Sin embargo antes de llegar hasta su punto más alto nos detenemos sobre un edificio religioso secular, la iglesia de A Portela.
Se trata de un gran templo en medio de la nada que da la impresión de haber sido más grande en su día, ya que posee los arranques de los vanos de una posible planta de cruz latina. Sabemos que estuvo abandonada hasta finales de los años 80 y es probable que aquí cambiara su configuración. A primera vista parece una reconstrucción barroca pues existe algún elemento que podría llevarnos a épocas románicas. De esta iglesia hablaremos en otro post.
Por detrás de ella sale una pequeña carretera asfaltada que nos llevará hasta la cumbre del Alto do Lodairo. Sobre su cima veremos diversas instalaciones de telecomunicaciones y el famoso «banco de Padrenda«.
Las vistas desde aquí son impresionantes. Sobre todo podremos apreciar el majestuoso valle del Miño en donde destaca el embalse de A Frieira y ver las tierras de Crecente, A Cañiza, Arbo con los Montes da Paradanta y el mítico monte de San Fins. En el lado portugués veremos las montañas incluso de Valença do Minho, como el Monte Faro.
Hacia el frente y un poco a la derecha veremos las estribaciones de A Serra do Faro de Avión en su lado de Melón. Al este veremos la tierras de Padrenda y hasta el Coto Novelle, en Castrelo de Miño. Hacia el sur y el sureste veremos A Serra do Aguillón y en Portugal los montes de A Serra da Peneda, en el Parque Nacional de Peneda-Gerês. Unas vistas de lo mejor de la comarca, sin duda.
Dejamos el Alto do Lodairo y nos vamos a redescubrir un lugar que ya conocíamos, pero que es digno de visitar cien veces más y sobre todo en distintas épocas del año. Se trata de la ruta con un nombre de origen germánico, el río Gorgua, en Freáns, entre las parroquias de Crespos, Monte Redondo y San Pedro da Torre. Su topónimo es probable que venga de algún derivado de gorgullón que en Galicia designa al agua cuando forma burbujas o espuma debido a las corrientes y cascadas.
Bajo un bosque autotóctono en donde veremos ejemplares centenarios de castaños, carballos y otros fantásticas especies nos dejaremos llevar por la magia del río Gorgua en busca de su fervenza, que esta vez, debido a la escasez de lluvias, no mostraba todo su esplendor, pero que para nada nos defraudó, ya que esta pequeña ruta es todo un lujo para los sentidos.
Y así de sencillo pero intenso en sensaciones fue nuestro paseo por las tierras de Padrenda. Como siempre decimos, volveremos a Padrenda que seguro que aún tiene mucho más que ofrecer.
Datos adicionales en cuanto al antiguo paso de barca del Miño en Frieira: La última casa a la derecha descenciendo el camino (de origen romano) a la playa fluvial pertenece a los descendientes de Ovidio, el último barquero en activo en ese paso y fallecido hacia 1985.
Los muros de la finca que rodea a la casa se asientan sobre grandes peñas, entre las que se ocultaba una pequeña cueva, afectada por los movimientos de tierras y rocas necesarios para la construcción del embalse. En una de las peñas, «A Pedra da Barca», de la entrada de la oquedad, hay varias inscripciones de las que se decía que «as fixera o demo nunha noite». Si mal no recuerdo se trata de tres líneas de texto, las dos últimas posiblemente medievales, la primera, con caracteres mucho más grandes, romana. En su día notifiqué a los responsables del Museo Arqueolóxico de Ourense y a la entonces Dra. del Arquivo Histórico Provincial, Dña. Olga Gallego la existencia y la posible importancia histórica de tal inscripción.
Es triste que tras casi medio siglo, nadie se haya preocupado de catalogarla, estudiarla e interpretarla. En síntesis se trata de un probable símbolo de victoria, seguido de unas iniciales que ya no recuerdo (probablemente un identificativo militar romano) y la frase FLUMEN/TETICIT. = […] «TOCÓ EL RÍO», con lo que nos encontraríamos con una de las pocas inscripciones in situ referente a una acción militar de Roma en Galicia, y probablemente, la más antigua.
Todo el cimentado del camino romano que atraviesa el Miño en ese punto (las grandes losas de piedra de las que hoy sólo se ven los últimos metros del trazado) está intacto debajo del hormigón que un alcalde de ingrato recuerdo, en parte por haber sido el Atila local en lo que a destrucción de patrimonio se refiere ya que bajo su interminable mandato además se destruyeron gran parte de las decenas de mámoas del Alto da Bandexa en la parroquia de Crespos sin que, por cierto, la Xunta de Galicia hiciese nada por impedirlo habiendo sido denunciado el proyecto antes de que el brutal atentado patrimonial se perpetrase. Tal es la poca consideración y menor respeto que los máximos responsables de nuestra comunidad tienen por nuestro rico pasado histórico.
Tus comentarios son un tesoro. Gracias!
A riesgo de aburrir, otro comentario con respecto a la mención del Camino de Santiago por Desteriz:
La existencia de tal camino no ofrece duda alguna. Está documentado en textos medievales referentes a la vecina parroquia de O Condado, en concreto a su iglesia del siglo XII. Mis mayores la seguían llamando «Santa María do Hospital», por haber tenido anexo un hospital y albergue de peregrinos a Compostela desaparecido en tiempos lejanos. Dentro de ella, y sirviendo de pila de agua bendita, se encuentra un ara votiva galaico-romana de gran importancia a nivel europeo por estar dedicada a la diosa indígena Sul-[eis], siendo esta la segunda de las existentes a tal deidad en toda Europa. La primera en publicarse es la de la ciudad británica de Bath, antigua Aquae Sulis, bajo la variante local Sul-[is] Minerva, mientras que la teonimia de la de Padrenda es totalmente indígena: Suleis Nantugaicis [¿Suleis de los de los valles?/¿Suleis de los Valles?], teniendo el dedicante nombre romano: Flavinus Flavus. Las fuentes universitarias británicas son las que se hacen amplio eco de esta ara única, puesto que hasta hoy la sola referencia académica española existente data de 1948 por parte de D. Fermín Bouza Brey. En ambos casos se identifica como la misma divinidad proto-céltica en su función sanadora.
Esta ara ya ha sido objeto de dos intentos de robo en años reciente sin que ni el Obispado ni la Xunta hagan nada por proteger tan importante pieza. Siempre topando con la misma «piedra».
De aburrido nada, todo lo contrario. Gracias de nuevo!