As Neves es un municipio del sur de la provincia de Pontevedra que limita con Portugal y solo se separa de este por el Río Miño, el gran responsable de la orografía y el clima benigno de esta comarca. Las altura máximas del este concello se elevan un poco por encima de los 900 metros que culminan los Montes de Paradanta. El topónimo de «As Neves» se hace extraño en estas latitudes y más cuando sabemos que las nevadas aquí en los dos últimos siglos son muy escasas y poco frecuentes. Entonces… ¿cuál será el origen de este topónimo tan invernal? No lo sabemos, pero es probable que hace tres siglos la nieve fuera más habitual en esta comarca, ya que desde la Baja Edad Media Europa sufrió una época muy fría que duró hasta mediados del siglo XIX y que es conocida como la Pequeña Edad Glacial. Los últimos estudios parecen indicar que una serie de erupciones volcánicas en los trópicos propiciaron un enfriamiento continental, sobre todo en el norte de Europa. Por ello no sería de extrañar que hace siglos las nevadas fueran más habituales que en el corriente siglo. Conocemos la existencia de un «neveiro» y un «pozo de neve» en los montes de A Paradanta, próximo al lugar de aparición mariana de la Franqueira. Sin embargo el nombre de As Neves sustituyó a principios del siglo XX al anterior topónimo de Setados.
Vamos a conocer varios sitios de este concello sureño y limítrofe con Portugal que se encuentra separado de este por la famosa «raia húmida», el Miño. Fue este río un gran generador de riqueza y recursos para esta comarca y sin él no se entendería la historia del concello. Por eso nos vamos a un sendero que recorre la orilla del Miño, en una zona de especial interés, tanto geológico como etnográfico.
RUTA DE LOS PESCADORES DE AS NEVES:
Esta era una ruta que los pescadores recorrían en su camino hacia los lugares de pesca, las pesqueiras y los pescos, desde donde pescaban, entre otras especies, un famoso pez que por su aspecto parece sacado de la prehistoria y que no es otro que la tan afamada lamprea (Petromyzon marinus). Seguimos la ruta por las orillas del río deleitándonos con el gran paisaje rocoso que forma el valle y con varios elementos patrimoniales de gran valor, como penedos históricos, puentes del FF.CC del siglo XIX, fuentes, pesqueiras, playas, garitas de vigilancia o las ruinas de la Casa da Barca, que según las historias se relaciona con el contrabando con Portugal.
Pasaremos sobre el Castro da Graña, del cual no podremos ver mucho a no ser que tengamos experiencia visual en estos temas, hasta que llegamos a la ermita de Santa Mariña, del siglo XVIII, cuyo origen se podría remontar a los primeros siglos.
En la misma ruta disfrutaremos de dos áreas recreativas que forman una playa fluvial, esta de Santa Mariña y la de Porto Maior.
Fuera de la ruta pero muy cerca de la capilla de Santa Mariña se esconde un rincón en donde el río Xuliana vierte sus aguas al Miño en forma de fervenza y en donde podremos ver también un molino y disfrutar de una pequeña playa fluvial. Este lugar se encuentra amenazado por el avanze del conocido como Puerto Seco de Salvaterra. Es la fervenza de A Ceña.
Dejamos la ruta y desde allí nos vamos a buscar el valle del río Termes, hogar de varias parroquias que llevan su nombre: Santiago, San Cibrán y San Xosé, todas con el sobrenombre de Ribarteme. Allí conoceremos un lugar que nos transportará al pasado: El puente de Senra, un puente del siglo XVIII por el cual discurría una ruta de arrieros y peregrinos que cruzaba los montes de Paradanta y Mondariz para llegar hasta Pontevedra o Santiago. Hoy se le conoce como Sendeiro dos Frades. Digno de admirar es el peto policromado que se ubica junto al puente.
En A Muradella nos detenemos a ver un antiguo molino que aún mantiene los viejos símbolos de protección del pan:
Desde allí nos vamos a las tres parroquias de Ribarteme. En San Cibrán conoceremos un gran cruceiro, en Santiago visitaremos su iglesia parroquial y no nos olvidamos de San Xosé para conocer in situ uno de los santuarios en donde se celebra una de las romerías más peculiares y más antiguas de Galicia. Se trata de la romería de Santa Marta de Ribarteme, en donde los devotos que piden por su salud, recorren el trayecto de la procesión dentro de ataúdes.
CRUCEIRO DE SAN CIBRÁN:
IGLESIA DE SAN XOSÉ:
Saltamos el legendario Monte San Nomedio, posible escenario de la mítica batalla del Monte Medulio, y descendemos hasta un recinto castrexo legendario. En él se encontraron piezas de bronce que representaban divinidades y sabemos por hallazgos que el bronce era fundido aquí mismo. Es por ello que hay quién piensa que Altamira fue más que un castro y que acogió un santuario cuyo origen se pierde en los tiempos y que pervivió después de la conquista romana.
CASTRO DE ALTAMIRA:
Junto al castro tenemos una capilla dedicada a San Bartolomé, con el único objetivo de sacralizar un lugar pagano. Alrededor de ella se celebra el 24 de agosto una romería conocida como del «Miedo». No dejamos el lugar sin conocer la iglesia parroquial de Taboexa, a los pies del castro y de origen renacentista.
ERMITA DE SAN BARTOLOMÉ:
A los pies del yacimiento se encuentra la iglesia renacentista de Santa María de Taboexa que según la leyenda estaba unida mediante túneles artificiales con el castro de Altamira.
IGLESIA DE SANTA MARÍA DE TABOEXA:
Tampoco dejaremos de visitar la iglesia de la parroquia vecina:
IGLESIA DE RUBIÓS:
Pero no abandonamos este concello sin conocer el conjunto de esculturas de Redondelo y así poder saludar al Xigante que plácidamente se encuentra contemplando las fantásticas vistas de la comarca de Salvaterra do Miño.
ESCULTURAS DE REDONDELO:
Para acabar este recorrido nos vamos al norte de As Neves, al valle del Uma. Allí visitaremos la iglesia de Santa Eulalia de Batalláns.
IGLESIA DE SANTA BAIA DE BATALLÁNS:
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