Si hay una figura que resuena en la historia espiritual de Galicia con la fuerza de un trueno, es Prisciliano. No fue un simple obispo ni un erudito más del cristianismo fue un líder carismático, un hombre cuya voz se alzó contra el poder establecido y que, siglos después sigue dejando su huella en nuestra tierra.
Son muchos los historiadores que colocan el lugar de nacimiento de Prisciliano en Galicia, en un tiempo donde nuestra tierra estaba envuelta en misticismo, con su alma anclada en la naturaleza y en las antiguas creencias cosa que hizo que Prisciliano se ganase un sin fin de adeptos.
¿Quién fue Prisciliano?
Prisciliano nació en el siglo IV (alrededor del año 340 d.C.) en el noroeste de Hispania, probablemente en Gallaecia (la actual Galicia).
Constancia de su origen también nos la da en el en el siglo V el monje Baquiario (el primer monje con nombre conocido de la historia del cristianismo occidental) que decía: «Como soy gallego dicen que soy priscilianista» de ahí que nos podamos hacer una idea del arraigo de esta religión en nuestra tierra y su terrible persecución, en la que aún estaban muy presentes la magia de los druidas y el amor de la naturaleza.
Pertenecía a una familia aristocrática y recibió una educación privilegiada, con una fuerte influencia del cristianismo y del pensamiento filosófico de la época.
Desde joven, se interesó por una interpretación más ascética del cristianismo, defendiendo una vida austera, el estudio de las Escrituras y una mayor participación de las mujeres en la Iglesia, lo que lo llevó a convertirse en un líder religioso muy popular entre los fieles pero controvertido para la jerarquía eclesiástica.
Leyenda sobre Prisciliano
La leyenda más famosa en torno a su vida sucedería en el invierno de 337, cuando encuentra cerca de la puerta de la ciudad un mendigo tiritando de frío, a quien da la mitad de su capa, pues la otra mitad pertenece al ejército romano en que sirve.
En la noche siguiente, Jesús se le aparece vestido con la media capa para agradecerle su gesto.
Martín decide entonces dejar el ejército romano
¿En qué consistía el priscilianismo?
Prisciliano es una de las figuras más enigmáticas y fascinantes del cristianismo primitivo. Fue un líder religioso, reformador y, según algunos, incluso un mártir de la libertad de pensamiento dentro de la Iglesia.
Su mensaje caló hondo en los corazones de nuestra gente, porque combinaba la fe cristiana con el amor por la libertad y la espiritualidad de la tierra. Para los gallegos de aquella época, la religión no era solo dogma, era un camino de conexión con el cosmos, con los montes, con el mar…
Prisciliano encajó perfectamente en este mundo y fue para nosotros ese líder de espíritu fuerte que esperábamos. Era un hombre austero, con una fe sincera, que defendía la pobreza, la justicia y la igualdad. Su mensaje empezaba a resonar en todas las partes de la geografía gallega.
Un hombre totalmente en sintonía con la naturaleza que celebraba sus reuniones en los bosques y que rechazaba los templos de piedra y toda la ostentación en torno a ellos.
Creía que Dios estaba en todas partes, en la luz del sol que se filtra entre los robles o en el sonido del mar golpeando las rocas. Siempre supo dar al mensaje esa conexión con la tierra tan implícita en los ecos de nuestra cultura. Muchos vieron en él un druida ancestral que había regresado para mostrarnos la verdadera importancia de nuestro paso por la vida.
Estos principios hicieron que sus enemigos lo acusaran de herejía y de practicar magia, lo que llevó a su persecución.
El primer obispo ejecutado por la Iglesia siendo acusado de hereje.
En el año 380, Prisciliano fue nombrado obispo de Ávila, lo que provocó una crisis dentro de la Iglesia hispana. Sus enemigos, liderados por el obispo Hidacio de Mérida e Itacio de Ossonuba, lograron que el emperador romano Graciano lo exiliara, pero Prisciliano regresó a Hispania tras la muerte del emperador.
Un defensor del papel de la mujer en la iglesia
Los obispo lo acusaron de celebrar reuniones secretas y permitir que las mujeres predicaran en su comunidad. En una época en la que la Iglesia estaba consolidando su poder, la predicación femenina era considerada muy peligrosa.
Su creciente influencia preocupó al nuevo emperador Magno Máximo que ordenó su captura. Prisciliano fue trasladado a Tréveris (Alemania), donde en el año 385 fue juzgado por un tribunal secular dirigido por el propio Magno Máximo.
En el juicio se le acusó de Herejía y de prácticas de magia. Así como de realizar reuniones secretas a altas horas de la noche y con fines oscuros. A pesar de que algunos obispos, como San Martín de Tours, intentaron interceder por él, Prisciliano fue condenado a muerte junto con varios de sus seguidores.
Prisciliano presidiendo «A Alba da gloria» de Castelao
Fue decapitado en Tréveris en el año 385, convirtiéndose así en el primer hereje ejecutado por la Iglesia con apoyo del Estado.
¿Dónde estaría entonces la Tumba de Prisciliano?
Su tumba en Santiago de Compostela
Sabemos que los restos de Prisciliano habrían sido llevados a Galicia por sus seguidores, tal y como se cita en la Crónica de Sulpicio Severo (ese aristócrata de Aquitania santificado por la Iglesia católica que trabajó como jurista en diversas ciudades de la Galia, a principios del siglo V). Él mismo afirma que los restos de Prisciliano se depositaron en la necrópolis celto-romana de Amaea o Amahía, la misma en cuyo entorno creció años después una ciudad llamada Compostela.
Capela dos Mártores o de San Mamede.
Según la tradición, Prisciliano está enterrado En la Capela dos Mártores o de San Mamede. Se dice que en los alrededores existió una necrópolis sueva y aseguran que fue aquí en donde se enterró al mismísimo Prisciliano.
San Andrés de Teixido: ¿Un santuario priscilianista?
«A San Andrés de Teixido vai de morto o que non foi de vivo». Esta frase tiene un aire místico y una relación con la creencia priscilianista en la reencarnación. Se dice que Prisciliano defendía la idea de que el alma viajaba a través de distintas vidas hasta alcanzar la iluminación.
San Andrés de Teixido es un lugar donde la tradición y el cristianismo se mezclan, algo muy propio de la espiritualidad priscilianista. Y es por esto que son muchos los que indican que es aquí donde realmente debería terminar tu camino de Santiago.
El legado de Prisciliano
Aunque la Iglesia condenó el priscilianismo, sus ideas siguieron influyendo en algunas comunidades cristianas durante siglos llegando a nuestros días como un símbolo de la lucha contra la corrupción en la Iglesia o un defensor de la participación de las mujeres en la religión.
Prisciliano no fue un rebelde con espada, sino con ideas. Y eso lo hacía aún más peligroso. Lo acusaron de brujería y herejía, pero en el fondo su verdadero crimen fue desafiar a los poderosos.
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