Muchos afirman que es la pintora del siglo XX, la comparan con Frida Kahlo ( nada que ver, Frida es mexicana, Maruxa es Gallega). Otros la llaman la musa del surrealismo aunque para mi sigue siéndolo Gala con el título que le regaló Dalí. Veinte sus almas, una bruja buena, mitad ángel y mitad marisco, una más de las Sinsombrero o la más… Ella ha traspasado la barrera del tiempo y aunque ya no está con nosotros sigue muy presente en cualquier lugar en el que se respire ese arte que Maruja Mallo contagio a toda una generación y que se volvió epidemia en un mundo en el que no encajaba lo diferente.
Muchas son las mujeres que marcaron la historia. Hoy os hablaré de una gallega que fue más conocida y elogiada fuera de la tierra que en Galicia. Chile, Argentina o Nueva York se rindieron ante ella y fue en ellas toda una institución.
Probablemente oímos sus nombres desde otras partes haciendo una mención especial a su gran trabajo, a su aporte en la historia, a su curiosa vida, les dan premios, adornan calles, les hacen esculturas, su paso en la historia es guardado delicadamente en museos… Maruja Mallo recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 1982 y en nuestra tierra en el 91, la Medalla de Galicia, concedida por la Xunta de Galicia.
¿Qué es la medalla de Galicia?
Es la más alta condecoración, una distinción de honor que se concede a personas o instituciones por sus méritos al servicio de nuestra tierra. Su entrega coincide con el 25 de julio, el Día de Galicia.
Y como es una pena que siendo gallega aún no tuviera su espacio en la página he decidido no posponer más su inclusión y dejar un hueco especial para esta gran mujer que marcó la historia y lo sigue haciendo con sus obras. Una de las artistas plásticas más significativas de las vanguardias y la musa de la Movida Madrileña. A la que la Real Academia Gallega de Bellas Artes dedicó el año 2017.
Si te digo que hoy la estrella es Ana María Gómez González probablemente me dirás que no te suena mucho, pero si te digo «Maruja Mallo» ya te va sonando mucho más.
Maruja Mallo nació en Viveiro (Lugo) en 1902 y paso toda su infancia y adolescencia en Galicia. Como ella misma decía: “La infancia es trascendental para la vida de un hombre”.
Fue una de las hijas mayores de don Justo Gómez Mallo de una familia más que numerosa, eran 14 en total. Su padre ejercía como agente de aduanas (por lo que vivieron en diferentes partes de la geografía gallega, Vigo, Corcubión, Tui y Verín) y si algo recalca ella en sus distintas biografías es que su padre era un adelantado a su época ya que trató de educar a sus hijos en la igualdad.
Durante 20 años vive en Galicia acompañada cómo no de su lápiz y libreta, compañeros inseparables de esta etapa y de toda su vida ya que todo para ella se merecía un dibujo una hoja, el mar, la naturaleza, un camino. Todo, absolutamente todo tenía una belleza especial que ella sabía captar como pocos.
Siempre fue una niña especial cuando ninguna se atrevía a montarse en bicicleta, ella le tomaba prestada las de sus hermanos y disfrutaba como debían haberlo hecho muchas niñas, pero ya sabéis que eran tiempos de estereotipos en las que las niñas jamás debían desmelenarse, cosa en la que en el seno familiar nunca se vio como problema, dejando ser a Ana María una más en los juegos con todos los hermanos.
Como curiosidad es que toda la vida a Maruja Mallo le gustaba quitarse años, por lo que en algunas de sus biografías figura el 1909 como su fecha de nacimiento, de espíritu jovial toda su vida bien mayor decía compartir más inquietudes y gustaba de la forma de vida de las nietas de sus amigas.
Si algo ya de bien pequeña caracterizó a Mallo es que nunca se rindió a la tentación del pintar mal. Era tan perfeccionista y meticulosa que pocas obras se conservan de ella, no hay peor crítico para uno que uno mismo y así por esta razón su sembrada vida guarda apenas un centenar de oleos que por suerte pasaron la criba de tan gran artista.
Envuelta en un personaje indomable era difícil el ver a Ana o a Mallo. Sí estaba Marúnica que era como a ella le gustaba autodenominarse y que acabó por eclipsar a la artista. Tanto lo usó que era difícil el desvestirse de ella. Ese personaje maquillado al estilo japonés y con ojos enmarcados en un infinito rabillo negro que transformaba a la mujer en mito.
ANÉCDOTAS
También marcó un hito que hizo el ganarse el apodo de la «Sinsombreros» porque en época de recato el no llevarlo era de mala educación. Ella incitó al grupo a quitárselos y dejar volar las ideas. Ya os vais haciendo una idea de su carácter y su lucha por valores que no incluían el llevar sombrero y si el mostrar más el cerebro en una sociedad arcaica y rancia.
Así lo contaba en una entrevista para Televisión Española «una vez, paseando por la Puerta del Sol con Dalí, Lorca y Margarita Manso, decidimos quitarnos el sombrero. La gente que había en la plaza en aquel momento empezó a apedrearnos y lanzándonos insultos maricones nos echaron de allí, como si hubieran hecho un gran descubrimiento, del nivel de Copérnico.»
En otra de sus anécdotas más conocidas, en una visita a Silos junto a Dalí, Lorca y Margarita Manso, para tener acceso al monasterio las mujeres se pusieron chaquetas a modo de pantalones. “Aceptaron nuestra entrada en el recinto sagrado como promotores del travestí a la inversa”.
En 1922 se traslada con su familia a Madrid. Estudia en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, siendo la primera mujer que aprueba los exámenes para entrar en Bellas Artes y con veinte años se convierte en la primera mujer en ser admitida.
Allí coincide con figuras importantísimas como Dalí o Lorca, que le introduce en el ambiente del surrealismo y de la Generación del 27.
Dalí la definía tajante: “Maruja, eres mitad ángel, mitad marisco”.
Justo en 1927 conoce a Ortega y Gasset y colabora como ilustradora en la “Revista de Occidente”.
Ortega Gasset le organiza su primera exposición cuando solo tenía veintiséis años y esto fue todo un acontecimiento cultural en Madrid.
Con Rafael Alberti vivió una gran pasión, una relación amorosa con muchos altibajos desde 1925 hasta 1930 que a pesar de las páginas arrancadas de la biografía del escritor y del poco reconocimiento hacia Mallo como inspiración de la obra de teatro La pájara pinta, más allá de los figurines y los decorados, ella ilustra algunas obras de Rafael Alberti. Es en «Las hojas que faltan», en 1985, cuando la menciona y reconoce su encanto y su talento.
Fue la primera mujer que rompió con todos los estereotipos de la época, convirtiéndose en la primera y única integrante mujer de la Cofradía de la Perdiz, el histórico grupo de intelectuales formado por Dalí, Buñuel y Lorca, erróneamente considerado un triángulo exclusivo para hombres.
En los años 30 viaja a París con una beca para estudiar escenografía. Allí logró organizar una exposición individual que tuvo muchísimo éxito. En 1932 expuso en la Galerie Pierre de París y André Breton quedaría prendado de sus cuadros, llevándose hasta uno a su casa.
De vuelta en España, trabaja como profesora. Imparte clases de dibujo en el instituto de Arévalo donde pasó un par de años dando bastante que hablar, para regresar nuevamente a Madrid. Inicia entonces una relación con Miguel Hernández que le dedica una de sus obras más conocidas, El rayo que no cesa, un poemario de temática amorosa. Con él viajó por España y según ella misma cuenta, fueron los precursores del autostop.
Con el inicio de la Guerra Civil, se exilia a Argentina.
Antes de empezar con las etapas de su obra os acerco esta frase que dió a Tania el sobrino de Maruja Mallo, Antonio Gómez Mallo, y que dice así «Todos los días de mi vida han tenido un pedazo de felicidad».
Creo que con esta frase se describe así misma muy bien, era una mujer optimista, y una de las pintoras más importantes del siglo XX.
ETAPAS EN SU OBRA
PRIMERA ETAPA
Primera etapa pictórica de la artista en la que la notas son color, alegría y vida. Cuadros de verbenas que representan el momento festivo del Madrid de la época. En esta primera etapa se da su surrealismo figurativo, un realismo mágico en el que diferentes escenas se suceden en una misma obra. Un viaje a las Islas Canarias sorprendería a la artista con la potencia de los colores al mirar los cuadros de esta etapa, es difícil el no asociarlos al estilo de Frida Kahlo.
SEGUNDA ETAPA
La obra de Maruja sufre un cambio repentino y las Verbenas y el color pasan a ser Cloacas y campanarios en grises.
Reflexión sobre lo putrefacto de la vida que estaban advirtiendo de la llegada de una época trágica para España. Coincide esta etapa con la serie de Dalí sobre la putrefacción.
Maruja asistiría a una manifestación del 1 de mayo acompañada de la filósofa María Zambrano, que también forma parte del conjunto de las Sinsombrero. El hecho sería significativo para su obra.
Contaba Maruja: «Me encontré con unos labradores que venían desde Tarancón portando un pan como si de una eucaristía se tratase.» Aquello le marcó tanto que dedicaría una serie de obras al proletariado en las que el trigo sería el centro de la obra. En 1939 pinta su obra más importante: “El canto de la espiga”.
TERCERA ETAPA
Una vez llegada a Argentina, con una carrera artística truncada, Maruja se reencuentra con aquella naturaleza y aquellos colores vivos de sus inicios y su obra roza lo perfectamente equilibrado. Esta etapa fluye con una expresión utilizada por muchos para calificar sus obras «matemáticodivina».
En la década de los 60 vuelve a España.
Será en el año 1961 cuando vuelva a España pero lo hace con miedo con el temor de que Franco la recordara. Pero su miedo se disipa con el olvido de todos a su figura. Una artista olvidada.
No será hasta la muerte del dictador que los artistas de la Movida retomen la figura de Maruja Mallo y vuelva esta emprender su trabajo artístico con la serie Moradores del vacío, con elementos como los planetas y las naves espaciales que acompañan sus obras de arte.
Nos lanzó un claro mensaje: «Marúnica no era de este planeta su vida, su obra y sus aspiraciones nos recordaron que el mundo es de los valientes que se saben quitar el sombrero y echar las ideas a volar.«
En 1990, con ochenta y ocho años recibió la Medalla al Mérito en las Bellas Artes y el Premio de Artes Plásticas de Madrid.
Murió cinco años después en Madrid.
Citas sobre Maruja Mallo
«Maruja Mallo, entre Verbena y Espantajo toda la belleza del mundo cabe dentro del ojo, sus cuadros son los que he visto pintados con más imaginación, emoción y sensualidad.» Federico García Lorca
«Las creaciones extrañas de Maruja Mallo, entre las más considerables de la pintura actual, revelación poética y plástica, original, «Cloacas» y «Campanarios» son precursores de la visión plástica informalista«. Paul Éluard
«La obra de Maruja Mallo ha merecido, pues, el espaldarazo de la Revista de Occidente. Y lo ha merecido, ante todo, por la alta calidad intrínseca de su talento, por rango psicológico, independientemente de las manifestaciones pictóricas en que sus facultades se exteriorizan, pues con ser esas manifestaciones valiosas y admirables, lo que de veras importa en ella, como en cualquier otro artista moderno, es la pura genialidad. El índice de pura genialidad. Lo que de nuevo tenga que decirnos, más que la manera de decirlo. Y Maruja Mallo primero tiene talento, y después pinta.«.Antonio Espina, La Gaceta Literaria, 1 de junio de 1928.
«TÚ, tú que bajas a las cloacas donde las flores más flores son ya unos tristes salivazos sin sueños y mueres por las alcantarillas que desembocan a las verbenas desiertas para resucitar al filo de una piedra mordida por un hongo estancado, dime por qué las lluvias pudren las hojas y las maderas. Aclárame esta duda que tengo sobre los paisajes. Despiértame.» Rafael Alberti, «Ascensión de Maruja Mallo al subsuelo«, Gaceta Literaria 61, 1929
Ramón Gómez de la Serna el autor de la primera biografía de la artista, en la que la calificaba de “bruja buena.”
Dalí que define a Maruja como «mitad ángel, mitad marisco.»
Buñuel en alguna ocasión, al verla, dijo la odiosa frase de: “queda abierto el concurso de menstruación”.
Sus cuadros y grabados han sido expuestos en importantes museos y galerías de arte de toda Europa y América. En España pueden ser admirados en el Museo Nacional de Arte Reina Sofía, dónde no pasa desapercibida la impronta de tan grande mujer.
En casas de artistas como la musa de la música Madonna que no pudo resistirse a esta gallega y se hizo con uno de sus cuadros, en la actualidad es una de las grandes coleccionistas de su obra. O en la vida de
Andy Warhol, ya que procesaba tremenda admiración a Maruja Mallo.
Terminaré diciendo que para mi Maruja Mallo fue una artista que vivió en libertad en un mundo de cadenas. Quiso sembrar con su arte la vida de todos y saciar nuestro apetito hacia lo bello.
Sin duda una mujer de otros tiempos y porqué no, de otros mundos.
Maravillosa vida, siepre me dió curiosidad esa mujer como apéndice de Dalí, ningún apéndice, era una artista integral y de avanzada para su época.