Hasta en la Amazonia hay gallegos, tanto que uno llegó a ser su rey, el rey de los jíbaros. No solo fue rey de los jíbaros (sí, los que encogían las cabezas hasta el punto que las podrías llevar de llavero) sino que dejó descendencia para seguir su legado.
¿Quién era?
Como curiosidad aunque todos lo conocían como Alfonso Graña su nombre real era Ildefonso Graña Cortizo, nació en Amiudal, Avión, el 5 de marzo de 1878 y murió en Datem del Marañón, Perú, en el 1934. Falleció en la selva en a los 56 años, con la respetuosa veneración de los indios jíbaros.
Fue un explorador y aventurero gallego. El primer hombre blanco al que no mataron los jíbaros y que fue proclamado «Rey de los Jíbaros», con el nombre de «Alfonso I de la Amazonia». Su reinado duró doce años y bajo el mismo se encontraban las tribus jíbaras, aguaruna y huambisa entre los ríos Nieva y Santiago del Alto Marañón. Para que os hagáis una idea sus dominios comprendían una extensión que equivaldría a casi la mitad de España
Su periplo acabó hasta en un libro escrito por Maximino Fernández Sendín «Alfonso I de la Amazonia Rey de los jíbaros», un libro digno de leer. Lo mejor es que tenemos la posibilidad de visitar a su autor y a un estupendo museo en dónde él es la parte activa del mismo.
La Casa Museo Etnográfico Pazo da Cruz
Os recomendamos la visita a la Casa Museo Pazo da Cruz en la que se guardan mil y un recuerdos (en el mismo podéis ver una cabeza de jíbaro reducida). Sus muros guardan de momento más de 6000 piezas y 3000 documentos gráficos fruto del trabajo y la labor de recopilación del escritor Maximino Fernández Sendín.
Seguimos esperando que sea la pantalla quién recoja esta vida tan aventurera y su reinado en Amazonia.
¿Quién en su sano juicio iría a conocer a los jíbaros?
Pues un gallego muy cabezón que logró ser uno más en la tribu, sin quitarse la ropa ni despeinarse. Hasta tal punto fue su unión que incluso compartieron con él el secreto de la reducción de cabezas.
Toda una hazaña a comienzos del siglo pasado que merece ser contada y compartida. Que hay un gallego en la luna (o varios) lo intuimos pero que también hubo un rey en la Amazonia está confirmado ya que el liderazgo de Graña sigue hoy aún vivo. El nieto, Kefren Graña, es ahora el líder de la Federación de Comunidades Wampis del Río Santiago, que controla y vigila los recursos naturales de la zona
¿Cómo era el rey de los Jíbaros?
Alfonso Graña era alto y delgado, podríamos pensar escuchimizado. Su postura altiva le venía de familia, a la que se conocía en la aldea natal con el apodo de «Los Chulos». Su padre, era sastre y este apodo va más por ahí, por vestir elegantemente, aunque pensándolo bien algo tendría de chulo para infundir tanto respeto y gobernar a guerreros implacables. Acompañado siempre de unas gafas redondas que le daban ese aire intelectual que abre puertas. Me imagino esa imagen cara a cara con los feroces jíbaros, y me confunde. debía ser un hombre audaz e inteligente que supo ser Rey sin fardar de títulos. Recuerda que era analfabeto y que aprendió a leer y a escribir en la selva de forma autodidacta, sin ningún tipo de ayuda.
Nos cuentan que Alfonso Graña empezó como cauchero en Iquitos (Perú), y que tras la crisis del caucho subió río arriba en busca de fortuna ¿quién le iba a decir que se convertiría en el rey Alfonso I y reinaría sobre 5.000 indios jíbaros del Amazonas?.
¿Cómo es posible que un hombre que partió sin nada de Galicia llegará tan lejos?.
Pues sencillo, aquel gallego inmune a las fiebres, al veneno de las serpientes o a la furia de los rápidos, parecía ser a veces inmortal para este pueblo y se creo así su leyenda. Nada podían las tribus jíbaras huambisa y aguaruna del alto Amazonas, grandes guerreros y con múltiples victorias a sus espaldas combatir contra este semidios blanquito (eso nos gustaría pensar). Pero la realidad fue otra y las fuentes la cuentan, lo que salvó a Graña de una muerte segura, fue el amor de la hija del jefe de la tribu. Una «pocahontas» encaprichada del gallego que medió para que no corriera la misma suerte que su amigo y acompañante.
Corría el año 1922 y la crisis del caucho habían puesto en marcha a estos hombres hacia un futuro mejor y como en toda emigración hay dos partes en la historia, una el fracaso y otra el éxito.
Vida de Graña, menciones
Gonzalo Allegue
Sólo los jíbaros más valientes se atrevían a navegar el Pongo y Graña. Según cuenta Allegue en su libro Galegos: as mans de América, cruzaba la torrentera agarrado tan sólo a su pértiga y encomendándose a voz en grito al padre Rafel Ferrer, un sacerdote español que 100 años antes había muerto en el río y cuyo espíritu, según el gallego, le protegía.
«Los indígenas lo adoraban y seguían a todas partes», cuenta el editor y escritor Gonzalo Allegue, precursor en el redescubrimiento de este personaje. «En la ciudad les curaba las úlceras de las piernas, les cortaba el pelo, les invitaba a helados y los llevaba al cine. Por las tardes, los huambisas se vestían de frac y sombrero de copa de los masones de la colonia española y salían a pasear en el Ford 18 descapotable cedido por Cesáreo Mosquera».
La casa verde de Vargas LLosa
«Diez kilómetros de violentos remolinos, rocas, torrentes ». Así describe Mario Vargas Llosa el Pongo en su novela La casa verde.
Cesáreo Mosquera
«Graña acudía a la ciudad para hacer negocios y después se iba. Aparecía una o dos veces al año con las balsas cargadas de carne curada, pescado salado, monos, venados, bueyes y tortugas, siempre rodeado de jíbaros que mostraban a las asombradas hijas de Mosquera las tzantzas o cabezas reducidas. Nadie sabía dónde vivía exactamente, pero se movía sobre todo en el entorno del Pongo de Manseriche, el terrible rápido a 10 jornadas enteras de canoa, río arriba, desde Iquitos.»
Lois Pérez Leira
«Cuando en 1926 la Standard Oil [la petrolera propiedad de los Rockefeller] quiso explotar los supuestos pozos petrolíferos del alto Amazonas», relata Lois Pérez Leira, responsable de migración de la Confederación Intersindical Galega y otro precursor en las investigaciones sobre el personaje, «tuvo que pactar con Graña».
Francisco Iglesias Brage
Cartas a Brage «sobre la técnica para reducir cabezas o los efectos de la ayahuasca, la planta «que no se toma para curar, sino por soñar».
El famoso aviador republicano Francisco Iglesias Brage lidera en España una denominada Expedición Iglesias al Amazonas, con el apoyo del Gobierno y de intelectuales de la época como Gregorio Marañón o Ramón Menéndez Pidal.
Maximino Fernandez Sendin
«Mantengo contacto con dos sobrinas, octogenarias, de Alfonso Graña , Rosa y Florinda , que viven en Iquitos ( Perú), las cuales me han proporcionado abundante y muy interesante información , así como varias fotografías inéditas de Alfonso Graña , con su hermana Florinda ( recien llegada, ésta, a Iquitos en 1910) y también otras donde Graña aparece con misioneros en la selva, de gran valor historico, ya que confirma que en ese tiempo con la ayuda Alfonso Graña, los misioneros, comenzaron la evangelización en esa parte de la Amazonia, entre los indómitos y temibles indios jíbaros.»
El amor lo puede todo, tanto que hasta hubo hijos y un respeto del pueblo por este algo distinto rey, que al final fue uno más y murió en la selva dejando su semilla como reinado.
Su aldea natal guarda en su casa una lápida con la siguiente inscripción: «Casa natal de Alfonso Graña, rey de los jíbaros».
Relacionado
Galicia reimaginada: Travesuras de la IA en imágenes sorprendentes
Romasanta el primer asesino en serie de España
Pepa a Loba la bandolera gallega que se hizo leyenda