Cuentan que en las cumbres del Monte Aloia existió una de los más grandes recintos fortificados de Galicia de la Edad Media. Dicen que probablemente fue ocupado tiempo después de la caída del imperio romano o incluso algún siglo más tarde.
Aún no hay nada claro, pero la historia parece contarnos que este enorme recinto fortificado servía como refugio y punto defensivo para los habitantes de la ciudad de Tui, que se veían continuamente amenazados por otros pueblos, quién sabe, o antes y en las primeras épocas por los suevos o incluso visigodos, o más tarde por los vikingos, que ascendían en sus ligeras embarcaciones por el río Miño saqueando todo a su paso.
A falta de una gran intervención arqueológica, de este gran recinto provisto de varios torreones en su origen, aún existen restos diseminados por todo el Monte Aloia, como puede ser varios tramos de su gran muralla.
Mientras esperamos esa gran intervención que despeje muchas de las dudas, van pasando los siglos. Fueron muy pocas las veces que se hicieron prospecciones arqueológicas sacando a la luz diversas estructuras y tégula, pero sin poder llegar a datar con exactitud este yacimiento altomedieval.
De momento nos conformaremos con dar un bonito paseo por estas atalayas situadas en peñascos rocosos en los puntos más estratégicos y que fueron convertidos en miradores ya hace unos cuantos años.
El Parque Natural de Monte Aloia fue el primero de Galicia en obtener este grado de conservación en 1978 y gracias a ello de momento parece que no se verá afectado por la instalación de nuevos parques eólicos, como sí lo serán las vecinas sierras de O Galiñeiro, de A Groba y de O Argallo.
Esta parque natural de Monte Aloia se localiza al sur de la provincia de Pontevedra, en el concello de Tui y sus puntos más altos se elevan más de 600 metros, convirtiéndose en fascinantes atalayas rocosas que se levantan sobre el valle del Miño, del Louro y sobre la comarca vecina de Vigo, de esta última sobre todo la parte que engloba O Val Miñor.
Vamos a empezar a conocer estos miradores, no dejéis de ir un día claro para poder disfrutar en todo el esplendor de las maravillosas panorámicas que nos ofrece el Monte Aloia.
Mirador Celta
Empezamos quizás por uno de los menos conocidos de los miradores de Monte Aloia, pero probablemente uno de los más impactantes. Se sitúa sobre un saliente rocoso que se orienta hacia el sur del Alto de San Xulián sobre el majestuoso valle del río Miño que forma frontera entre Galicia y Portugal.
Mirador de la Gran Cruz
En lo más alto, junto a la ya centenaria Gran Cruz, tenemos uno de los mejores puntos de observación de todo el Monte Aloia. Desde aquí podremos ver el valle del Miño desde los Montes da Paradanta hasta el Santa Trega, situado en la desembocadura del río Miño. En total más de 50 km de valle.
Mirador González Páramos
No podemos confirmar realmente a quién está dedicado este mirador, aunque es probable que sea a «Juan de Tuy», un músico militar y escritor del primer tercio del siglo XX.
Este mirador, en nuestra última visita había perdido algo de su encanto original, pues el crecimiento de los árboles de los alrededores impedían una visión total de la panorámica. En condiciones normales desde este mirador podremos ver en gran parte el valle del Louro, que forma una de las más grandes depresiones de toda Galicia.
Mirador de Rafael Areses
Este sí sabemos bien quién fue, ya que la protección actual de este parque natural se la debemos a este ingeniero forestal por sus actuaciones a primeros del siglo XX. El mirador de Rafael Areses se sitúa encima de un pequeño peñasco rocoso de vértigo al que se accede por un pequeño puente. Su base rocosa formaba parte de la primitiva fortaleza que antes nombramos y por ello veremos en las proximidades restos de la gran muralla.
Mirador de O Castelo
Este fabuloso mirador se orienta hacia el oeste y se localiza en lo más alto de un gran peñasco rocoso muy escarpado. Podremos ver desde el Santa Trega hasta la bocana de la ría de Vigo.
Otro miradores
Estos cinco miradores de Monte Aloia son los más conocidos y por ello señalizados. Sin embargo hay otros puntos que seguro que te sorprenderán, pero habrá que buscarlos. Nosotros nos fuimos hacia el oeste y ascendimos a un alto rocoso en el que también había unas antiguas escaleras de piedra y las vistas eran una maravilla. Os lo dejamos también en el mapa de abajo.
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