Que los gallegos somos resolutivos, es por todos bien sabido pero ser punto de referencia para estudios europeos es todo un orgullo y es que en Galicia tenemos las mejores armas para llevar mejor este cambio climático que nos tiene a todos algo asustadillos.
¿Sabías que hay helada blanca y negra?
La helada negra es el nuevo enemigo para el mundo y nosotros tenemos la formula ancestral mágica para evitar que todo desaparezca con ese aire frío y seco de origen polar. La helada negra se producen cuando la temperatura baja por debajo de los 0ºC pero no se forma escarcha. Sucede durante la noche debido a una pérdida de calor del suelo por la emisión de energía hacia la atmósfera. Esta fuga calorífica se ve favorecida por una baja humedad del aire, cielo despejado y la ausencia de viento. Y este mezcla explosiva es muy perjudical para las plantas porque les provoca quemaduras más o menos graves que les confiere una apariencia negruzca.
Mientras en otras partes del mundo miran como todo muere al paso de la helada negra en Galicia la mantenemos a raya ¿y cuál es nuestro secreto? ¿Por qué nuestras verduras aguantan? Los alimentos no se estropean y en ellos solo se aprecia el dulzor fruto del anticongelante natural de la planta. ¿Qué hay de mágico en las tierras gallegas? Antes de nada he de ser sincera, no lo inventamos nosotros (aunque podríamos haberlo hecho). Ya desde el Neolítico se viene utilizando pero no hace falta irnos tan lejos, en la cultura grecorromana este sistema estaba muy de moda, no doy más rodeos y os digo dónde está «la magia de tener a raya el frío», pues está en los lameiros o prados de riego.
Nuestros vecinos portugueses ya han conseguido que sus lameiros sean patrimonio cultural de la UNESCO. A nosotros nos toca esperar y mientras lo hacemos acogiendo visitas desde Europa que se acercan a estudiar para poder imitar lo que venimos haciendo desde tiempos ancestrales. Ahora surge el:
¿Desde cuándo? Los historiadores discrepan a la hora de situar en el tiempo la introducción de este sistema en la comunidad, pero estiman que desde la Alta Edad Media existe este mecanismo que aprovecha el agua de los ríos y los manantiales para proteger al campo.
Los gallegos grandes escultores en el paisaje surqueaban la zona y hacían que los ríos discurrieran por el monte por canales protegiendo así los pastos y es que es bien sabido que la temperatura del agua es superior a la del aire y además sus minerales actúan como anticogelante natural.
Fuimos arquitectos aliados con la climatología desde siempre y es que dicen que al enemigo hay que tenerlo bien cerca para combatirlo y los gallegos sabemos que contra él nada se puede más que ingenio.
Lo demostramos con el mejor aprovechamiento del calor de nuestras casas, frescas en verano calentitas en invierno, gracias a nuestras construcciones. Somos los mejores ingenieros en la vida no cabe duda.
Transportamos el agua hasta donde queríamos con Las “levadas” que eran los canales artificiales que recorrían las distancias hacia las zonas de regadíos e incluso los utilizábamos para los molinos, tan abundantes en nuestra región. Y si la naturaleza nos lo ponía difícil construíamos también acueductos .
Los lameiros son un tesoro natural que diseñaron los gallegos de antaño no solo para combatir el frío porque en verano proporciona a los pastos la hidratación que necesitan y bajan la temperatura en el ambiente refrescándolos.
Fijaros si es mágico este sistema que la hierba del prado es permanente y es utilizado también como pasto en invierno. Y es por todos conocido «dónde hay lameiro, hay hierba más alta»
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